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Reviewed by:
  • El pintor de su deshonra by Pedro Calderón de la Barca
  • Natalia Fernández Rodríguez
Pedro Calderón de la Barca.
El pintor de su deshonra. Edición crítica de Liège Rinaldi de Assis Pacheco.
IBEROAMERICANA / VERVUERT, 2021. 372 PP.

APROXIMARSE a una obra de Calderón de la Barca desde las ediciones que prepara el Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO) para la colección Biblioteca Áurea Hispánica garantiza, sin duda, una lectura de calidad. La incansable labor que los investigadores del equipo han venido desarrollando en los últimos años ha permitido a la comunidad científica y al público lector en general conocer en profundidad las piezas calderonianas en sus aspectos textuales, estéticos y hermenéuticos. La edición de El pintor de su deshonra realizada por Liège Rinaldi de Assis Pacheco añade a la colección un título esencial que, a pesar de ser una de las producciones más carismáticas del dramaturgo, no había recibido hasta la fecha la atención ecdótica que merece. A propósito de esto, Assis Pacheco comenta en el estudio textual: “Podemos afirmar que para estas ediciones, aunque se hayan consultado los testimonios del siglo XVII, la edición de Hartzenbusch (1858) —o bien sus descendientes— ejerció una gran influencia en la fijación textual, pese a sus errores y falta de información respecto al texto base” (136). La necesidad, por tanto, de abordar con rigor la edición de El pintor de su deshonra se revelaba inaplazable, y el trabajo realizado por Assis Pacheco suple con creces ese vacío. Tanto el detallado estudio introductorio como la fijación textual y las notas, en general pertinentes, cumplen las exigencias de la colección, confirmándose como un trabajo imprescindible para acercarse a uno de los emblemáticos dramas calderonianos del honor conyugal.

Tras una breve presentación, Assis Pacheco ofrece un estudio preliminar (9–112) y un estudio textual (113–57). Dentro del primero, la editora comienza por centrarse sobre todo en las posibles fuentes y acepta como fecha probable de composición la segunda mitad de la década de los cuarenta, tal como propuso en su día H. W. Hilborn. Un aspecto interesante de este apartado es que Assis Pacheco no solo se limita a profundizar en las fuentes del conflicto conyugal propiamente dicho, aportando diversos testimonios y noticias de la época que pudieron influir en la composición de [End Page 87] la comedia, sino que se detiene también en otro de los temas vertebradores de la pieza: la pintura. La editora sitúa El pintor de su deshonra en la estela de las creaciones calderonianas que pusieron de manifiesto el interés del dramaturgo por el arte, tanto en su sentido propiamente visual y estético como en su dimensión teórica y epistemológica. Se cita como ejemplo, en concreto, la comedia Darlo todo y no dar nada, estrenada en Palacio en 1651; un paralelismo entre dos piezas a priori muy diferentes que abre sugestivas vías de análisis. A continuación, se aportan datos sobre las representaciones de El pintor desde su estreno en Palacio el 29 de septiembre de 1650 hasta 2008, cuando la Compañía Nacional de Teatro Clásico dirigida por Eduardo Vasco recuperó el drama calderoniano para los tablados españoles. El recorrido por el periplo escénico de la pieza durante esos tres siglos largos se realiza a partir de una revisión minuciosa de los datos aportados por algunos de los catálogos clásicos (John Earl Varey y Charles Davis, Los libros de cuentas de los corrales de comedias de Madrid: 1706–1719. Estudios y documentos, Fuentes para la historia del teatro en España XVI, Tamesis, 1994; René Andioc y Mireille Coulon, Cartelera teatral madrileña del siglo XVIII (1708–1808), PU du Mirail, 1996), y también se rastrean representaciones en Hispanoamérica y diversos países europeos. En un segundo apartado del estudio preliminar, se aborda la cuestión de la recepción e interpretación de El pintor de su...

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